1 de septiembre de 2013

Florencia y su fábrica de perros

La inseminación artificial en animales es una práctica muy usual que realizan los criadores para facilitar la reproducción de sus ejemplares. En Chequeo Frontal te contamos de qué se trata y cómo se hace.





       Es morocho, pesa aproximadamente 40 kilos, tiene una mirada que derrite y es cariñoso, especialmente cuando le acarician la panza. Se llama Toto y es uno de los perros que nació de la primera camada de Labradores  que Florencia Villar Aldao tuvo y crió mediante la inseminación artificial (IA). Ella misma, como criadora, se encarga de controlar hasta el más mínimo detalle, y la concepción de los cachorros parece no ser la excepción.
Desde 1997 Florencia, dueña del criadero Von Hippecher, no para de llenar su casa de Labradores Retriever. "Hace seis años comencé a comprar perros importados, lo que requiere una gran responsabilidad e inversión económica. En los países más avanzados en cuanto a los procedimientos de reproducción se manejan solo con la inseminación artificial para proteger a los machos reproductores de las enfermedades. Entonces cuando adquirí mi primer perro exportado me encontré con que la única forma de reproducción era la artificial, la cual no conocía hasta el momento", cuenta.
Aunque suene bastante inusual, son muchos los criadores que recurren a este sistema. La inseminación artificial en perros se utiliza también cuando una pareja de reproductores no consigue éxito en la fecundación por diversos motivos.
Los métodos son varios. Unas de las técnicas más usadas, que también se implementan en vacas y caballos, son las del semen refrigerado y la del semen congelado. Su fin es poder realizar la cruza aunque los animales estén lejos. Incluso, cuando los ejemplares son de gran valor económico y calidad genética, hay criadores que deciden guardar muestras de semen de sus perros machos para asegurar su progenie más allá de la salud y muerte del reproductor.
Para poder incursionar en esta nueva tarea, Florencia recurrió a un amigo veterinario que le explicó paso a paso. "Nuestra comunicación era por teléfono o por chat. Él, con mucha dedicación, paciencia y, sobre todo, humor, me enseñó".
Con ayuda de su marido Gustavo compraron los elementos y pusieron, literalmente, manos a la obra.

Pero, ¿cómo se realiza la inseminación artificial en perros?




            Primero se comienza con el macho. “Esta es la parte que necesita más cuidado porque depende del carácter de cada perro. Hay algunos que requieren más paciencia y ‘cariño’”. Hay que estimularlos para poder obtener más de 8 centímetros cúbicos de semen.
Luego, en una jeringa sin aguja se coloca la muestra y se le agrega al pico de la misma una pequeña manguerita la cual, con mucho cuidado e intentando que no se doble, se introduce en la vulva de la hembra. La perra debe estar en posición vertical, con las patas delanteras en el piso, pero las traseras elevadas en el aire durante 20 minutos. Después el procedimiento debe repetirse tres veces más durante el celo de la perra.
            “Lo bueno de la inseminación artificial es que se puede realizar en casa, con voluntad y práctica, sin necesitar de un veterinario que asista el procedimiento”, asegura Florencia y luego agrega que, además, esta actividad se torna muy graciosa, porque es el tema recurrente sobre el cual los amigos y familiares se la pasan haciendo chistes.
“Una tarde estábamos con los guantes de goma, muy concentrados en todos los pasos de la inseminación. De pronto levanto la vista y veo a un hombre parado, observando la escena muy interesado. Nos preguntó que hacíamos, a lo que respondí de inmediato ‘estamos vacunando a los perros’. El tipo sonrió y siguió su camino”, explica Gustavo entre risas, recordando que a partir de ese día comenzaron a reflexionar más sobre los lugares que eligen para realizar el procedimiento.
              Florencia ya asistió cerca de 4 inseminaciones y 20 partos. “Para nosotros como para mis hijos es algo normal y a veces nos olvidamos que a la gente le parece curioso el hecho de tratar a los perros como personas o realizar este tipo de trabajos, pero ser criador va más allá de una actividad, es también un estilo de vida”, remata. 
         


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